CONVIVENCIA EN POLONIA
¿Viajar a Polonia en pleno enero? Sí, sí y definitivamente, sí. Puede que sea de locos,
pero ese gélido frío es capaz de crear algo sublime:


Bien sabemos que nuestro destino no es incierto pero pese a ello, el principio de un
viaje suele quedar marcado por la duda del “qué me encontraré allí”.
Al mismo tiempo, tratas de hacer una maleta lo más completa posible, intentando no
olvidar lo esencial y metiendo cosas de más, por si acaso.
La emoción crece a medida que te diriges al aeropuerto y se intensifica en el
momento de buscar tu asiento en el avión; estás a punto de salir de tu zona de
confort, de tener que apañártelas tú sola, de dejar por un tiempo esa rutina diaria…

Tras varias horas en el aire, llegamos a Cracovia. Allí nos espera una furgoneta que
nos llevará hasta nuestra estancia en un pueblo llamado Poronin.
Puede que un largo camino en carretera resulte un tanto aburrido, o no. El simple
hecho de estar por tierras extranjeras, hace que no te quieras perder ni un solo detalle
de ese nuevo y tan distinto paisaje.
No solo se limita a eso, si no que además te da la oportunidad de entablar una
primera conversación con cinco ilicitanos desconocidos que al igual que tú, se han
sumado a esta gran aventura.
Al fin, llegamos a nuestro hotel, lo que va a ser nuestra casa durante 9 días y lo llamo
casa porque al fin y al cabo, va a estar repleta de una familia, familia tanto de jóvenes
europeos como no europeos: Lituanos, búlgaros, polacos, británicos e incluso una
francesa, un rumano, un mejicano, una hawaiana, un hindú, un marroquí y unalemán pasarán con nosotros las 24 horas del día.
La asignación de habitaciones se realiza con objeto de socializar y mezclar culturas.
En mi caso, me toca compartir cuarto con una chica polaca que actualmente reside
en Londres, pero además, con una colombiana - ilicitana.
Ni que decir tiene, que la vista desde la habitación es increíble pero sobre todo,
blanca:


La vergüenza o la incomodidad son conceptos que no tienen cabida en este tipo de
proyectos; has de saber que quienes vienen aquí tienen la misma intención que tú:
conocer un ambiente nuevo, conseguir fluidez con el inglés y tratar de comprender un
poco mejor, el por qué de todo esto.
Los días están programados a fin de que siempre estemos ocupados; nos levantamos
pronto para aprovechar el máximo tiempo posible.
En cuanto al servicio de cocina, estamos “muy bien servidos”. Hay una hora para el
desayuno, otra para la comida y una para la cena.
Nunca falta de nada y siempre hay algo que las cocineras del hotel sacan para que se
pueda picotear en esos momentos en los que a uno, le entra la gula…
El plato polaco se caracteriza por ser un plato caliente basado fundamentalmente enla sopa y la verdura variada, siendo la patata la reina por excelencia.
En ocasiones se echa de menos nuestra queridísima dieta mediterránea, pero con el
frío que hace, no viene mal un plato de tal tipo. Durante la semana nos volvemos
adictos al café y las infusiones, pero no al usual y típico vino caliente…
Los primeros días, tratamos de conocernos todos mutuamente de una manera mucho
más cercana a partir de distintas actividades. Tras una mayor confianza y con el paso
de los días, por las mañanas realizamos debates en cuanto a valores sociales, tratando
de buscar respuesta a muchas de las incógnitas que a estas tempranas edades surgen;
claro está, que todo esto en inglés.


El proyecto se basa fundamentalmente en la búsqueda de una inclusión social
mediante actividades deportivas. Una de ellas es la práctica del conocido y popular
hiking en el Parque Nacional de Tatra, situado en la frontera con Eslovaquia a escasos
minutos de Poronin.

El proyecto se basa fundamentalmente en la búsqueda de una inclusión social
mediante actividades deportivas. Una de ellas es la práctica del conocido y popular
hiking en el Parque Nacional de Tatra, situado en la frontera con Eslovaquia a escasos
minutos de Poronin.


Pic by Cynthia Experton


Ni más ni menos, unos compañeros deciden regalarnos un concierto espontáneo de
ukelele, concierto que carga de energía positiva el ambiente que allí se respira.
Otro de los días hacemos una visita a Zakopane, ciudad turística por antonomasia
para los amantes del esquí. Sin embargo, ese día nosotros nos decantamos por
explorar los rincones de la ciudad y hacer un poco de patinaje sobre hielo, algo que
no resulta nada fácil, pero nada comparado para lo que nos espera en un par de
días…
Resulta paradójico que alguien de Hawaii que hable polaco, te enseñe a patinar sobre
hielo pero también, resulta paradójico que te inicies en esto con alguien de Elche al
sur de Polonia. Pero sí, así es en mi caso, aunque ahora bien; no he nacido para esto.

Vista de Zakopane:




¿Y cómo estar en Polonia, en invierno, sin practicar el esquí o el snowboard? Pues va a
ser, que no nos vamos a perder dicha ocasión.
Por primera vez, el miedo se apodera de mí. Tener que iniciarme en el esquí en pleno
terreno de profesionales me causa cierto pavor; pero en este viaje tengo la suerte de
contar con expertos instructores que me ayudan a dar los primeros pasos en tal
“terreno hostil”.
Nos dividen en distintos grupos atendiendo al nivel de cada uno y dependiendo de
esto, unos van a una estación u otra.
El esquí es conocido por ser un deporte que requiere “cierto poder adquisitivo” pero
en Zakopane y para nosotros, eso no supone ningún tipo de problema.
Por el equipamiento no nos tenemos que preocupar; una vez que llegamos allí nos
ofrecen los esquís y las botas adecuadas para ello. Eso sí, es muy recomendable llevar
un buen pantalón, una buena chaqueta y unos buenos guantes; para mí lo más
importante.
Ya no solo aquí, si no que Polonia en general se caracteriza por ser un país barato y
asequible a todo tipo de bolsillos.
En proceso de un duro, pero divertido aprendizaje:


Después de todo esto… ¡Quién no tiene el apetito por los aires!
Tener que reunirte con todos para cenar, es uno de los momentos que realmente me
encanta; te sientas en cualquier lugar de la mesa sin saber quién te va a tocar al lado;
preguntándote si ese alguien se limitará a disfrutar de su experiencia culinaria polaca
o si además de ello, se atreverá a hablarte, o viceversa. De hecho, siempre es lo
segundo.
Vale que el inglés sea el idioma oficial entre nosotros, pero eso no quita que aprendas
algo del habla propia de tus nuevos amig@s.
Después de cenar llega la noche cultural. Cada día de la semana un grupo se encarga
de hacer una exposición para dar a conocer su país y su ciudad de una manera más
interactiva. A parte de esto, se prepara posteriormente una mesa con comida y
bebidas típicas para todo aquel que se atreva a probarlas.


Y sí, la mundialmente conocida party también es bienvenida por todos nosotros pero
además, todas las noches.


Pues bien, tras pasar varios días en Poronin llega el momento de dirigirse a una de las
ciudades más pintorescas e importantes de Polonia, Cracovia. Esta vez ya no pasamos
de paso, si no que vamos a ir a conocerla y visitarla.
Pese a pasar varias horas en coche hasta dicha ciudad, es algo que yo realmente
agradezco… La carretera también es parte de la aventura.



En Cracovia visitamos los lugares más característicos tales como el barrio judío.
Nos calentamos con un buen café pues hace frío, mucho frío. Sin hacer caso al
tiempo, vemos la ciudad en pleno atardecer y en plena noche; en la oscuridad llega a
ser incluso mucho mejor.


Catedral de Wawel [Basílica de la catedral de San Estanislao y San Wenceslao]:


Plaza del Mercado, Rynek Główny:


Lonja de los Paños, Sukiennice:


Grodzka Street:


Cafetería para protegernos un instante del frío…


Sanas despedidas, futuros planes… Ahora solo nos queda el regreso a nuestra casa,
varias carreteras a la madrugada y un par de aeropuertos.
Un destino que se suma más a una lista de viajes que a día de hoy sigue creciendo.
Volveré a Polonia, tarde o temprano; todavía hay algo que me gustaría ver “en vivo”
¿Qué si recomiendo un viaje de este tipo? Sin lugar a duda; el concepto de tal viaje lo
definiría como educación alternativa, favorable para un gran contacto con tu
autonomía e independencia así como para el desarrollo de una verdadera madurez.
Gracias, gracias por haberme dejado ser una vez más una Travel Junkie, gracias por
haberme dado la oportunidad de viajar, de seguir cumpliendo un sueño, de escuchar
al mundo y no menos importante, no olvidar que al fin y al cabo, uno tiene que
escucharse a si mismo o al menos, intentarlo; gracias Irene.

Pd: Quiero viajar tanto como tú.

En fin… Como dice un buen amigo mío: “Y en verdad, ¿quién no daría, por menos
de eso, la vuelta al mundo”

Ana Cortijo Sempere

Comentarios

  1. Ana, veo en ti un alma de escritora. ¿Felicidades! Me has transportado allí.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares